martes, marzo 5

Proliferan lenguas indígenas mexicanas en EU

En una humilde casa de dos pisos en Staten Island, un condado de la ciudad de Nueva York, Cornelia Aguilar cocina tortillas mientras sus hijos corretean por el salón.

Su marido, Leonardo González, llega al hogar tras haber pasado horas fabricando granito. “Abaa yllaun” (¿cómo estás?), le pregunta Aguilar.

El matrimonio habla mixteco, una lengua indígena que se escucha cada vez más en Estados Unidos, incluso en grandes urbes como Nueva York. González calcula que al menos 300 mexicanos que hablan mixteco viven en barrios cercanos de Staten Island y que la mayoría provienen del pueblo de San Marcos, en Oaxaca. Aguilar, nacida en San Miguel Grande, un pueblo del estado de Guerrero, lleva tan sólo dos años en Estados Unidos y habla muy poco español. “Ella entiende, pero no contesta”, explicó González refiriéndose a su esposa. Cuando Aguilar necesita ir al médico o cuando la llaman por teléfono sus compañeras de un establecimiento de manicura, que hablan español, su esposo hace de intérprete. “Es difícil, a veces”, murmura la joven de 28 años y madre de cinco hijos.

El hogar de los González es un pequeño ejemplo de una creciente comunidad de latinoamericanos que llegan a Estados Unidos y que hablan principalmente lenguas indígenas, enfrentando así más obstáculos que sus compatriotas hispanohablantes. Su llegada causa desconcierto en los tribunales cuando deben resolver algún problema legal y ha forzado a organizaciones educativas a aumentar el número de clases de español para latinoamericanos.

La vida no es fácil para ellos. “Son los más marginados”, dijo Joel Magallán, director de la organización de ayuda Asociación Tepeyac. “Son los que tienen más problemas con los empleadores. Son jornaleros y sus jefes se aprovechan de ellos porque son como mudos. Desafortunadamente son los que más sufren”. Mientras en sus países de origen muchos de estos indígenas se dedicaban a actividades del campo o domésticas, en Nueva York acaban en puestos de construcción y en las cocinas de restaurantes, cortando vegetales y limpiando patatas. Arnulfo González, hermano de Leonardo, indicó que sufrió a su llegada a Estados Unidos, en 1993, porque hablaba muy poco español y no sabía los nombres de vegetales como el brócoli o el tomate, que no se encuentran en su pueblo natal de San Marcos. Su hermano Ramiro tampoco podía nombrar ciertas herramientas de trabajo. “Aprendí español aquí. Fue muy duro porque trabajaba con gente que me hablaba español y me insultaban. Y era gente de México”, dijo Arnulfo, quien trabajaba en un restaurante.

Los González decidieron venir debido a la extrema pobreza que vivían en San Marcos. “No sentimos temor. Sentimos que contamos con la ayuda de Dios. Tenemos que salir del país, tenemos que luchar por nuestros hijos”, dijo Leonardo. El ser indocumentado complica aún más la situación. No pueden conducir y toman el autobús continuamente. Aseguran que se han acostumbrado a vivir en la sombra, intentando evitar cualquier problema con la justicia.

El cónsul de México en Nueva York, Carlos Sada, dijo que el consulado tiene traductores de lenguas indígenas y que recientemente ha contactado a los gobernadores de Oaxaca, Guerrero y Puebla para que éstos faciliten servicios de traducción. La situación más difícil es la que viven los indígenas tras las rejas, indicó Sada. “Tenemos cuadros muy dramáticos, inclusive en cárceles y penitenciarias, donde nos es imposible la comunicación”, explicó. “Por desconocimiento de las leyes se meten en problemas y terminan en las cárceles y, si no tienen documentos y no hablan el idioma, es doblemente crítica su situación”. En el consulado, Peñaloza reiteró que los problemas de los indígenas son “mucho más acentuados” que los del resto de inmigrantes, pero vienen a Estados Unidos porque cuentan con una red de conocidos y familiares que los apoya. Hace años, los patriarcas de la familia empezaron a llegar y se establecieron. Ahora toca al resto de generaciones, incluidas las esposas, que tienden a hablar sólo lenguas indígenas. “Hemos notado que las mujeres hablan más estas lenguas porque no fueron a la escuela”, indicó.

La cantidad de personas que hablan lenguas indígenas, en todo caso, es lo suficientemente grande como para que la municipalidad de Nueva York ofrezca servicios telefónicos de información —el 311— en mixteco alto y bajo, quiché y quechua, según Nick Sbordone, portavoz municipal. Las clases de español para personas procedentes de países de habla hispana han aumentado en los últimos años.

La proliferación de idiomas indígenas se nota ya en el sector académico. El Instituto de Estudios Latinoamericanos de Columbia University ofreció clases de náhuatl el año pasado y la Universidad de Nueva York ofrece clases de quechua. El quechua es lenguaje corriente en las dos nuevas escuelas Pan American International que han abierto en Queens y el Bronx, dijo la doctora Ofelia García, profesora de Educación Urbana y Lenguas hispanas y Luso-brasileñas para el Graduate Center de CUNY. “Los niños a veces entran al kindergarden hablando poco español”, dijo. “Hay comunidades enteras de indígenas que han venido a Nueva York y eso se nota”. (El Universal )

Share.

Comments are closed.