miércoles, marzo 6

Sin control, explotación de las riberas del río Atoyac en Oaxaca

Con o sin autorización de las autoridades federales, la extracción de material pétreo en la cuenca del Río Atoyac, a su paso por la zona metropolitana, es una práctica vigente que abona a la serie de problemáticas que enfrenta uno de los afluentes más extensos del país, el cual nace en la sierra poblana, pasa por Tlaxcala y Oaxaca, hasta desembocar en el Océano Pacífico.

Foto: Emilio Morales Pacheco

De manera global, el problema en torno al Río Atoyac “es muy complejo”, admite el delegado de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Tomás González Ilescas. El funcionario calcula que por cada persona con autorización de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para extraer arena o grava de la margen del río, hay tres que lo hacen en la clandestinidad.

Las únicas Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA) que Semarnat ha emitido en este año para que personas tramiten en Conagua una conseción para extraer material pétreo, suman a lo mucho 10, dos en el tramo que comprende San Jacinto Amilpas, dos más río arriba en la zona de Etla y entre cinco o seis aguas abajo, hacia el municipio de Zimatlán. Cuando se aprueban todas tienen una vigencia de 10 años.

La delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) es la instancia encargada de hacer las inspecciones y aplicar las multas, pero los inspectores con que cuenta “no son suficientes».

Contaminada hasta la arena

El nivel de contaminación por descargas de aguas negras de los municipios, la basura que arrastra el afluente propició que el material pétreo se deje de extraer en la parte del Atoyac que cruza por el municipio de Oaxaca de Juárez.

La aseveración del funcionario es la misma que comparten los “areneros” que por 25 pesos cargan desde medio metro cúbico de grava o arena hasta el contenido completo de un camión de volteo.

Si bien hay una decena de expendios con galeras improvisadas en el margen del Río Atoyac que colinda con la agencia de San Martín Mexicapam y el municipio de San Jacinto Amilpas, el material pétreo que expenden lo traen del municipio de San Lorenzo Cacaotepec, en el Valle de Etla.

“En esta parte del río ya no hay arena, sólo lodo y basura”, expresa Óscar Hernández Martínez, mientras sumerge la pala en una diminuta montaña de arena que debe subir a la batea de una camioneta.

En un expendio que se ubica a un costado del puente Bicentenario, en la parte de atrás de la Central de Abasto, Víctor Ramírez Cánseco también da su diagnóstico: “de aquí ya no podemos sacar arena porque el río está muy contaminado de aguas negras”. Los 10 años que tiene de emplearse para extraer y vender arena y grava, le han permitido atestiguar el deterioro del afluente y de su actividad.

“Ahí en el río sacábamos arena, pero desde el 2012 que los carros de la CTM (Confederación de Trabajadores de México) rellenaron los playones para usarlos, ya no podemos”, relata antes de recibir los 250 que Armando García le paga por medio metro cúbico de arena y otro tanto igual de grava.

“Es para hacer un pisito en mi casa de Candiani”, cuenta un hombre que ve en esta parte de la rivera del Río la oportunidad para comprar una cantidad menor de material pétreo: “Hay lugares que no venden más que el viaje completo de arena o grava, ¿para qué la quiero? Es poco lo que necesito”.

Share.

Comments are closed.