martes, febrero 27

Exigen eliminar puestos de comida chatarra en vía pública

Mientras la comida chatarra dejó de venderse en cooperativas de algunas escuelas, a fin de evitar la obesidad en la población infantil, no es la misma situación que prevalece a la hora de salida, en donde vendedores acaparan la atención de los estudiantes.

Quienes gustan en un mayor porcentaje de este tipo de alimentos son los niños de primaria y secundaria, que no dudan en comprar la bolsa de frituras, acompañada de refresco.

Si bien es cierto que las reformas a la Ley General de Salud, mediante las cuales las escuelas públicas obligatoriamente deben quedar libres de estos alimentos, a partir de que la población infantil con problemas de obesidad se triplicó en los últimos años, en la calle el problema persiste, las banquetas están llenas de casetas y vendedores ocasionales, ofreciendo a la niñez productos nocivos para la salud.

Al respecto, el médico especialista, Víctor Hugo Coronado, calificó de peligrosa la comida ofrecida a niños en la vía pública. Contiene, subrayó, altos niveles de grasas, sal, condimentos y azúcares para estimular el apetito y la sed.

“Muy bien por la reforma legislativa federal, sin embargo, el objetivo no se alcanzará mientras no se frene la venta de comida chatarra, tanto dentro como fuera de las escuelas”, agregó el galeno.

Ayer no fue la excepción a la hora de salida de las escuelas.

Madres de familia siguen luchando contra la voluntad de los niños, los cuales, no están dispuestos que de la noche a la mañana se les cambie el hábito de consumir las llamadas golosinas.

Y mientras algunas cooperativas escolares ya acataron lo dispuesto en la reglamentación, el dar seguimiento a este nuevo proceso simboliza un gran reto.

Cuando las puertas de las escuelas se abren, afuera pueden encontrar productos entre los que destacan las frituras, los chicharrines, papas fritas, dulces, galletas, artículos de dudosa calidad, entre otros.

Cristina Méndez Muñoz expresó algunas palabras con respecto a la comida chatarra, “no podemos permitir que mujeres y hombres, la mayoría, adultos mayores, se ganen la vida con el dinero de la venta de golosinas, ya que esto a la larga, provoca la obesidad en nuestros hijos”.

Por tal motivo, solicitó la presencia de las autoridades de salud, para que realice un operativo constante y verifique la calidad y nutrimentos de cada uno de los productos que se expenden a las afueras de las escuelas públicas.

Fuente: Mario Girón/El Imparcial

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