lunes, marzo 11

IPICYT investiga plantas mexicanas para desarrollar tratamientos contra la diabetes

La mala alimentación ha contribuido a elevar la obesidad y el hecho de ser el país líder en el consumo de refrescos, no nos ayuda en nada. La prevalencia de diabetes se ha incrementado considerablemente, como resultado de la actual pandemia de obesidad. De acuerdo con la Secretaría de Salud (SSa), la diabetes aumentó 30 por ciento en las últimas dos décadas. La Federación Mexicana de Diabetes (FMD) estima que en México existen entre 6.5 y 10 millones de diabéticos; 10 por ciento presentan trastornos coronarios; 45 por ciento, retinopatía diabética. Este mal es la segunda causa de ceguera en nuestro país y la primera de insuficiencia renal y de amputaciones de miembros inferiores de origen no traumático.

A pesar de la alarmante situación, las terapias actuales para su tratamiento distan mucho de ser eficientes. La SSa reconoce que en México 80 por ciento de los pacientes diabéticos reciben tratamientos inadecuados. Esta situación contribuye a que cerca de 70 por ciento de los adultos diabéticos recurran a terapias alternativas, llevando tratamientos de medicina tradicional además del prescrito.

Aproximadamente 800 plantas se emplean como hipoglucemiantes —antidiabéticos orales—, aunque no se han comprobado experimentalmente sus activos y mecanismos de acción; por ello, algunos investigadores buscan en estas plantas compuestos que permitan tratamientos más exitosos de la enfermedad.

En este sentido, Luis Salazar Olivo, doctor adscrito al Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT), estudia plantas nativas de México a las que el conocimiento tradicional atribuye propiedades antidiabéticas. La particularidad de su investigación radica en que emplea cultivos de células grasas humanas, a diferencia de otros laboratorios nacionales o extranjeros que analizan lo mismo, pero evalúan los efectos con animales de laboratorio a los que se les destruye químicamente el páncreas, razón por la cual no producen insulina.

De acuerdo con el investigador, estos animales no son un modelo adecuado de la diabetes mellitus de tipo 2, forma prevaleciente de diabetes a escala mundial, en la cual el paciente sí produce insulina, pero sus tejidos muscular y adiposo son incapaces de responder los efectos.

Salazar Olivo y sus colaboradores, han comprobado las capacidades antidiabéticas de diversas plantas nativas como guarumo (Cecropia obtusifolia), guazima (Guazuma ulmifolia), tronadora (Tecoma stans) y magnolia (Magnolia dealbata) y compuestos derivados, empleando cultivos de adipocitos humanos como modelo experimental. Con el uso de este modelo, los investigadores del IPICYT han descubierto uno de los mecanismos por los que estas plantas y sus compuestos ejercen las conocidas propiedades antidiabéticas.

Actualmente, trabajan en la purificación y caracterización químico-biológica de los compuestos activos presentes en estas plantas. Sus resultados sugieren que dichas plantas pueden ser una excelente fuente de nuevos compuestos con potencial antidiabético, con los cuales se pudieren diseñar nuevos fármacos contra la diabetes.

La investigación, financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y la Fundación Produce, se perfila como una prometedora opción para generar tratamientos adecuados que ayuden a combatir este mal. (Vivir  México)

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