Para que las familias desplazadas de la comunidad de San Juan Copala puedan regresar a su comunidad los paramilitares que aún tienen rodeada la zona les piden 30 mil pesos o de lo contrario las amenazan con quitarles la vida denunció Mariana Flores López vocera de las mujeres Triquis en la mixteca.
Mencionó que las declaraciones de que en la zona ya existe tranquilidad y un estado de paz son falsas ya que algunas familias se han arriesgado a regresar y les han tratado de cobrar la cantidad mencionada por lo que han tenido que volver a salir de su comunidad y continuar refugiados en los pueblos aledaños.
Señaló “a pesar de pagar la cantidad que exigen estos paramilitares corren el riesgo de perder la vida porque son personas que no se tientan el corazón para violar a las mujeres, robar a los más necesitados y hasta matar a niños como lo han demostrando en los últimos dos años”.
Dijo que los hombres armados que se encuentran en esa comunidad y que son los que tienen el poder por el momento son personas que hace años emigraron a los Estados Unidos pero por alguna razón se olvidaron de sus raíces y ahora atacan a su propia gente.
Apuntó “los intereses personales y mezquinos de estas personas han hundido a su pueblo en la más baja de las miserias y han sembrado el terror en los habitantes que aún están viviendo ahí además de dejar sin padre y madre a muchos niños de la región que deberían de estar en las escuelas y ahora trabajan en las grandes urbes donde no tienen esperanza de superación”.
Abundó que los niños y mujeres de la comunidad que han sido desplazados anhelan poder regresar a sus hogares debido a la seguridad que representan éstos, ya que los lugares donde están no cuentan con los recursos necesarios para sobrevivir dignamente y en su comunidad al menos siembran hortalizas y cuentan con abundante agua para uso humano.
Finalmente haciendo un llamado a las autoridades para que en breve pongan solución a este conflicto que ha cobrado la vida de personas inocentes que sólo quieren tranquilidad para sus familias y llorar a sus muertos dignamente. (Lizet Ramos/IGABE)
