martes, febrero 27

En Oaxaca trabajan más de 158 mil niños de 5 a 17 años

De acuerdo al censo levantado en 2009, por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en Oaxaca trabajan 158 mil 400 niños, de entre 5 y 17 años, informó María Guadalupe González Ruiz, delegada federal del Trabajo en Oaxaca.

“Los menores son obligados por sus padres y familiares a trabajar, aproximadamente 68% no recibe sueldo y, generalmente, son forzados a realizar labores propias de los adultos”, indicó.

Un aproximado de 110 mil 294 son niños y 48 mil niñas, que prestan sus servicios en el sector primario, en actividades agrícolas y agropecuarias; cerca de 70 mil menores no asisten a la escuela, pormenorizó.

La entrevistada manifestó que, en los concursos de dibujo sobre el tema de trabajo infantil, se ha puesto de relieve la existencia de explotación sexual en niños.

“La pobreza de la familia es la principal causa de que un niño trabaje, pero también se repiten los roles, es decir, que los niños trabajadores son hijos de padres trabajadores, que en su infancia trabajaron”, señaló.

En el campo, dijo, el trabajo de los menores se ve como una costumbre, como algo normal que contribuye a su propia formación, es decir, que los padres aprecian que el hijo va a ser una persona de bien, si desde niño trabaja.

“La ocupación laboral es distinta del trabajo infantil; cuando ya hay una afectación del niño se considera trabajo infantil. El que ayude en la casa o en el negocio familiar cuando vuelve de la escuela, es distinto a que el niño trabaje desde que amanece hasta que anochece”, detalló.

González Ruiz explicó que los niños pueden trabajar a partir de los 14 años, siempre y cuando no se vean afectados en su desarrollo físico, mental y social.

“Deben cubrir una jornada máxima de trabajo de seis horas con un periodo de descanso de una hora, debiendo recibir un salario similar al de un adulto.

Resaltó que la labor que realizan los menores no deben representar riesgos para su salud y desarrollo, lo que debe monitorearse constantemente para que se cumpla esta regla”.

Pobreza extrema, la causa

El número de niños trabajando en la calle va en aumento, teniendo como primera causa la pobreza extrema, reveló María del Carmen Espinosa Torres, directora general del Centro de Apoyo al Niño de la Calle de Oaxaca (Canica).

De acuerdo a las autoridades, entre ellas las de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en Oaxaca, en el país y en el mundo, el primer motivo de que los menores trabajen en la calle sigue siendo la pobreza extrema, lo cual ni la sociedad ni el Estado han logrado disminuir, dijo.

Sostuvo que un número importante de niños y adolescentes oaxaqueños viven en pobreza extrema obligándolos a cooperar para que su familia sobreviva; no descartó la probabilidad de que algunos de los menores pertenezcan a alguna red de explotación, lo que configura el delito de explotación laboral, y en casos lacerantes en explotación laboral sexual, comentó.

El programa Niñez Trabajadora en Calle atiende directamente a 115 niños, niñas y adolescentes, que reciben atención permanente en el centro comunitario de Canica, a través de programas de becas educativas y salud y acompañamiento escolar, dijo.

Los padres y familiares directos reciben a través de visitas domiciliarias cursos de artes y oficios; los niños para ser atendidos deben tener el perfil de trabajadores de calle, detalló.

Los lugares con mayor concurrencia de trabajo infantil son la Central de Abasto, seguido por el Centro Histórico, “donde es evidente la realidad del trabajo de los niños, y los cruceros, hasta donde llegan los educadores en busca de los menores para su sensibilización e integración a Servicios Intensivos”, informó.

“Estamos convencidos de que nuestros niños deben trabajar y esforzarse en la escuela no en la calle, siendo ésta la primera medida que se toma en el Centro Comunitario, que se complementa con atención personalizada y focalizada, que se extiende a padres y hermanitos”, expresó.

“El proceso que dura en promedio tres años, requiere de mucha inversión, no sólo de recursos materiales sino humanos, pues sería absurdo, con base en la experiencia, transformar la realidad de vida de los niños con intervenciones meramente asistencialistas o tiempos cortos”, aseguró. (Jośe Hannan Robles/El Imparcial)

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