El responsable de Salud Mental y Adicciones en la Jurisdicción Sanitaria Número Cinco, Hilario Canseco Guzmán, dio a conocer que el 60 por ciento de los adolescentes en esta región han consumido por lo menos una vez, algún tipo de droga, ya sea alcohol o tabaco, lo grave es que los padres de familia se percatan de ello cuando sus hijos ya muestran conductas negativas.
Enfatizó que según las cifras de la encuesta nacional, las drogas lícitas como el alcohol y el tabaco, se consumen en menores desde los diez años de edad, y en la mixteca el 60 por ciento de los adolescentes han probado ese tipo de sustancias, algunos se van a los extremos y ya han probado incluso la marihuana y cocaína, debido a que son fáciles de conseguir, comentó que debido a la desatención que existe hacia los hijos, la mayoría de los padres se percata de que consumen alcohol o cualquier otra droga porque abandonan sus propias actividades, desertan de la escuela, se tornan violentos y comienzan a huir de casa o no llegan a dormir; contrario al enojo los responsables de los menores tienen que buscar ayuda profesional para evitar que la adicción avance y logren rehabilitarse.
Canseco Guzmán indicó que a diferencia de otros años, en cuestión de géneros los hombres y mujeres están iguales en el consumo de cualquier tipo de droga, en las lícitas principalmente porque son de más fácil acceso y en la mayoría de las ocasiones inician para integrarse en algún círculo o bien por curiosidad.
Dijo que en el uso, quien ingiere por ejemplo bebidas alcohólicas tiene cierto control y el abuso se da cuando la bebida es determinante para el joven y por lo tanto consume más de una vez por semana y su estado de adicción es rebasado, al grado de alcanzar los niveles máximos de embriaguez, es decir hay gente que se recupera y otra que prolonga el consumo por tres o cuatro días.
“El tema es muy preocupante para la sociedad, porque México espera un gran futuro en nuestros jóvenes y si esa es la calidad de vida que llevan en estos días, significa que es una calidad de vida precaria, en donde impera la violencia, falta de comunicación con los padres, distanciamiento, entre otros; por eso no sólo tenemos que preocuparnos por nuestros jóvenes, si no también ocuparnos de ellos”, puntualizó.
Fuente: Adriana Ramos/IGABE
