sábado, marzo 2

¡… Y cumplió Oaxaca!

El Segundo Lunes del Cerro hizo vibrar nuevamente a miles de asistentes a esta máxima fiesta. Propios y extraños acudieron a la cita en el Cerro de El Fortín con esta muestra de cantos y danzas que mezclan elementos prehispánicos con reminiscencias de la conquista.

A las 10 horas el Auditorio Guelaguetza lució lleno total, el cual, a decir de las autoridades, nuevamente rebasó su capacidad.

El encuentro multiétnico y multicultural inició con el tradicional Jarabe del Valle, el cual fue ejecutado por las Chinas Oaxaqueñas de doña Genoveva Medina.

Miles de espectadores disfrutaron de las ceremonias, sones, jarabes y chilenas de las 12 delegaciones provenientes de las ocho regiones del estado.

La Diosa Centéotl 2011, encarnada en Sayra Gabriela Hernández Espinoza, hizo su entrada triunfal luciendo orgullosa su traje de tehuana saludó a los cuatro puntos cardinales y posteriormente dio la bienvenida a los visitantes.

Luego vino el convite que dio entrada a las anfitrionas: las Chinas Oaxaqueñas.

Una a una las delegaciones fueron interpretando sus piezas acompañadas de la banda de música del estado y otras más trajeron sus propias bandas y músicos.

Cada paso de baile y canto arrancó los aplausos de los asistentes que así agradecieron esta explosión de cultura, música e historia.

Propios y extraños admiraron los trajes típicos y auténticos del estado de Oaxaca. Algunos jóvenes turistas no dejaron de tomarse fotos con las bellas mujeres istmeñas, costeñas y tuxtepecanas.

Todas las delegaciones contagiaron a los asistentes de su música y tradiciones.

Los aplausos y porras de los espectadores fueron premiados con frutas, tortillas, sombreros y artesanías diversas y propias de cada región. Lanzaron bolsitas de café, ramas, yerba de "borracho", sombreros de palma, plátanos y piñas que descalabraron a más de uno.

Las delegaciones participantes en la edición matutina fueron: las Chinas Oaxaqueñas, San Antonino Castillo Velasco, San Melchor Betaza, Santiago Juxtlahuaca, Ciudad Ixtepec, Ejutla de Crespo, San Andrés Huaxpaltepec, Ciudad de Tlaxiaco, Villa de Zaachila San Juan Bautista Tuxtepec, Santiago Jamiltepec y cerraron las Chinas Oaxaqueñas de doña Casilda Flores.

El único incidente de la edición matutina fue la caída que sufrió una de las integrantes de la delegación de Juxtlahuaca, quien perdió el equilibrio y cayó del escenario siendo trasladada para su atención médica.

Una Guelaguetza de y para el pueblo

La octava del Lunes del Cerro confirmó que esta fiesta volvió a ser del pueblo de Oaxaca.

Nuevamente miles de oaxaqueños colmaron el Auditorio Guelaguetza. La gente se volcó hacia el Cerro del Fortín para hacer suyo este encuentro de razas y cultura.

Esta vez fue de manera voluntaria, sin acarreos. Por el puro amor a las tradiciones y a la necesidad de seguir conservándolas.

La edición 79 de la Guelaguetza dio un ejemplo de fraternidad y hermandad.

Una comunión de música, danza y arte. Es el sentir de un pueblo que volvió a mostrar al mundo que sus tradiciones están más vivas que nunca.

Con poco más de tres horas de duración la Guelaguetza del Primer Lunes del Cerro volvió a cautivar a los asistentes quienes año con año se dan cita para admirar la riqueza indígena de Oaxaca.

La Guelaguetza, palabra zapoteca que denota el acto de participar en una fiesta de la comunidad cooperando con algo, es una ofrenda a la ciudad de Oaxaca con bailes, música, comida y artesanías que hacen grupos indígenas y mestizos provenientes del interior del estado.

Todos los bailes y danzas fueron bien recibidas con gritos, aplausos y chiflidos por parte del público.

Desde las siete de la mañana miles de oaxaqueños que buscaban un lugar en los palcos gratuitos pudieron disfrutar de "Las Mañanitas" entonadas con tambores y chirimías por parte de los chirimiteros de los Valles Centrales.

Cuando inició la Guelaguetza, todas las delegaciones, engalanadas con sus trajes tradicionales, dieron lo mejor de sí para bailar desde sones y jarabes hasta fandangos.

La ofrenda, compuesta de productos tradicionales: tortillas, fruta, mezcal, café y dulces, fue distribuida al término de cada una de las presentaciones logrando momentos de gran algarabía entre los asistentes.

Todos los bailes y danzas fueron bien recibidas por el público: Las Chinas Oaxaqueñas con el Jarabe del Valle; San Antonino Castillo Velasco con su segundo día de fandango; San Melchor Betaza con sus sones y jarabes; Santiago Juxtlahuaca con su Danza de Rubios; Ciudad de Ixtepec con sus sones istmeños; Ejutla de Crespo con su jarabe; San Andrés Huaxpaltepec con la mayordomía; Tlaxiaco con sus sones y jarabes; Zaachila con la Danza de la Pluma; San Juan Bautista Tuxtepec con Flor de Piña; Santiago Jamiltepec con sones y chilenas y, para cerrar, las Chinas Oaxaqueñas de Casilda Flores.

Lejos de la tierra

Cuando tocó su turno a la delegación de Tlaxiaco y se escucharon las notas de la Canción Mixteca, el público ondeó sus sombreros y miles de gargantas corearon al unísono: "Qué lejos estoy del suelo donde he nacido, inmensa nostalgia invade mi pensamiento…".

Después de ese momento apareció el misticismo y majestuosidad de los hombres de la Villa de Zaachila, con su Danza de la Pluma, fusión de elementos prehispánicos y coloniales.

Las bellezas tuxtepecanas, con su garbo, elegancia y al compás de su baile "Flor de Piña" avisaron que venía otro momento cumbre. La vistosidad de los huipiles de la región del Papaloapan hicieron que los miles de espectadores se estremecieran al formar "el peine" y avanzar bailando en hilera hacia el frente del estrado.

El público se puso de pie al concluir el baile, mientras que la gente levantaba los brazos para quedarse con una piña, un plátano o con una de las bolsas que contenían arroz, frijol o café, productos típicos de la región.

El Primer Lunes del Cerro lo cerraron con broche de oro las delegaciones de Santiago Jamiltepec y las Chinas Oaxaqueñas, pero esta vez de doña Casilda Flores.

La Guelaguetza de los Lunes del Cerro es, pues, un evento incomparable, por la que Oaxaca es nombrada ya "la capital cultural del mundo".

¡Hasta luego! multicolor

La edición vespertina de la octava del Lunes del Cerro cerró en forma espectacular con una explosión de luces multicolores.

"¡No es un adiós sino un hasta luego!", dijeron los danzantes a los más de 12 mil asistentes que festejaron con aplausos la conclusión de estas festividades.

Así se llevó a cabo una presentación más de la Guelaguetza que refrendó que en Oaxaca sus ocho regiones son un crisol de cultura e historia sin igual.

De forma similar al Primer Lunes del Cerro, los palcos C y D rebasaron su capacidad, pues al filo de las dos de la tarde unas dos mil personas ya se encontraban formadas para ingresar al Auditorio.

A pesar de ello el acceso fue más ágil, aunque trascendió que algunas personas buscaron ingresar más rápido e incluso rompieron el cerco de seguridad para los palcos gratuitos; sin embargo, no se registraron incidentes mayores.

En esta edición vespertina hubo sorpresas como la presentación de la Danza de los Diablos, de la delegación de Collantes.

Al igual que en la edición matutina, llamó la atención la doble presentación de las Chinas Oaxaqueñas.

También se repitió la Canción Mixteca, ya que fue interpretada tanto por la delegación de Tlaxiaco como por la de Huajuapan de León.

Santiago Apóstol con su baile "La Chuparrosa" también causó gran expectación.

Otro de los bailes que cautivó a los asistentes fue la Danza de la Pluma, que esta vez fue interpretada por la delegación de San Martín Tilcajete.

En esta edición vespertina hubo representación de bautizos y mayordomías, por lo que tuvo un toque más ceremonial.

OAXACA, UNIDOS Y EN PAZ

Como siempre, uno de los bailes más esperados es la "Flor de Piña"; sin embargo, los sones y chilenas de Pinotepa Nacional dieron el toque pícaro.

Los asistentes no dejaron de pedir su guelaguetza. Incluso algunos se arrebataban los regalos y en varias ocasiones lo lanzado por las delegaciones lograron lastimar a más de uno.

Así, una a una fueron sucediéndose las delegaciones de San Jerónimo Tecóatl, Villa Hidalgo Yalalag; El Espinal; Tlacolula; San Pablo Macuiltianguis; Ejutla y Sola de Vega.

Al final, todas y cada una de las delegaciones se fundieron en un solo abrazo para mostrar al mundo que Oaxaca está unido y en paz. (SILVIA CHAVELA RIVAS/NOTICIAS NET)

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