¡Qué lejos estoy del suelo donde he nacido, inmensa nostalgia invade mi pensamiento, y al verme tan solo y triste, cual oja al viento, quisiera llorar, quisiera morir, de sentimiento!, correaban los miles de asistentes a la Guelaguetza mientras se agitaba, no sólo su sombrero, sino también sus corazones mientras arribaba la delegación que representó a Huajuapan en la clausura de la Guelaguetza 2011.
La nostálgica letra de la Canción Mixteca, del compositor huajuapeño, José López Alavez, hizo vibrar el Cerro del Fortín en uno de los momentos de mayor emotividad que se vivieron durante la última edición de los Lunes del Cerro.
Esto dio paso para que en la Rotonda de las Azucenas la delegación de Huajuapan ejecutara el inigualable Jarabe Mixteco, que está compuesto por varios sones que son originarios de la región, que fueron recompilados por el maestro Antonio Martínez Corro y coreografiados por Cipriano Villa Hernández.
Por su admirable participación durante la inauguración y la clausura de la Guelaguetza 2011, el presidente de Huajupan, Francisco Círigo Villagómez y la presidenta del DIF-Municipipal, Guadalupe Palma de Círigo, felicitaron a Chrystian Hernández Sánchez y Karen Jeremahi Vivar Vásquez, la pareja ejecutora de esta danza que se considera patrimonio cultural especificamente de la ciudad de Huajuapan de León por su originalidad.
Así como también reconocieron la labor del encargado de la delegación de Huajuapan, Ovido Pèrez Pèrez y a Nayeli Cortés Méndez, sub director de la Casa de la Cultura de Huajuapan que dirige Narciso Barragán.
Cabe mencionar que el presidente y su esposa acudieron al cierre de la Guelaguetza 2011, donde Guadalupe Palma de Círigo lució orgullosamente atavieada con el vestuario propio del Jarabe Mixteco como signo de identidad cultural de los huajuapeños.
Finalmente, cabe mencionar que diversas fuentes apuntan que el Jarabe Mixteco fue terminado en 1922, misma fecha en que se empezó a bailar en forma ocasional, pero no fue sino hasta 1929 en que se bailó en el Palacio de Bellas Artes, y en 1934 se ejecutó en lo que fuera el “Homenaje Racial” de Oaxaca, que posteriormente se convertiría en el actual festival de la Guelaguetza.
