miércoles, marzo 6

La gran fiesta de Oaxaca

La máxima expresión de cultura y tradición de Oaxaca se alista para entrar en fervor a finales del próximo mes de julio y principios de agosto: la Guelaguetza. Dicha fiesta engloba una ceremonia de gran magnitud, donde las regiones del Estado sureño presentan sus peculiaridades más emblemáticas del México antiguo y contemporáneo.

Durante dos lunes, 25 de julio y 1 de agosto, el Auditorio Guelaguetza –ubicado en el Cerro del Fortín en el centro de la capital– será sede de tan afamada celebración en la cual cada una de las delegaciones participantes presenta una parte de su patrimonio cultural con bailes, vestuario, cantos y comida.

La Guelaguetza, también conocida como la “Fiesta de los Lunes de Cerro”, data desde la época prehispánica cuando los grupos indígenas zapotecas realizaban culto Centéotl, diosa del maíz tierno o elote; posteriormente, en la colonización española los conquistadores destinaron dichos honores a la Virgen del Carmen, conmemoración católica de índole mariana, celebrada el 16 de julio.

Antecedentes

La palabra guelaguetza proviene del vocablo zapoteco “guendalezaa”, que significa “ofrenda, presente o cumplimiento”, que remonta el ofrecimiento de la primicia de las cosechas de las etnias indígenas a los hacendados españoles, a lo cual se le nombraba “guelaguetza”.

Posteriormente, los pueblos de Oaxaca adoptaron esta tradición, la cual consistía en llegar a las fiestas locales de cualquier habitante con alguna cooperación, ya sea con alimentos, artículos o dinero para no asistir con las manos vacías. Las personas que llegaban con mencionado regalo eran apuntadas a una singular lista, para que de tal forma cuando otra persona del pueblo festejara algún acontecimiento similar, los invitados llevan lo mismo que habían recibido en otras ocasiones por parte de la misma persona.

Debido a esta acción, el 25 de abril de 1932 se conmemoró el IV Centenario de la elevación de Oaxaca a Ciudad, de acuerdo a la cédula real expedida por el Rey Carlos V de España en Medina de Ocampo. Con este motivo, aquí se realizó un "homenaje racial" ofrecido a la ciudad, en honor a Margarita Santaella, la “Señorita Oaxaca”; en donde cada una de las siete regiones folclóricas del Estado: La Costa, La Cañada, La Mixteca, La Sierra, El Alto Papaloapan, El Istmo y Los Valles Centrales; ofrecieron en una explanada a las faldas del Cerro del Fortín, sus principales bailes tradicionales, junto objetos propios de su región como frutos y artesanías, mismas que eran regaladas a la “Señorita Oaxaca” y al público asistente al final de la ceremonia.

¡Que el baile no pare!

Antes de que la fiesta de la Guelaguetza fuera un acontecimiento oficial de índole estatal, los bailes, antes de 1973, se presentaban en una hondonada (espacio de terreno hondo natural), a un costado en el Cerro del Fortín, este lugar era acondicionado para que la localidad e invitados especiales pudieran estar sentados cómodamente y disfrutaran del espectáculo ofrecido por las más de 16 etnias indígenas, procedentes de los 570 municipios que integran al Estado.

Tal fue el éxito de la celebración, que al año siguiente, a las 11:00 horas del 23 de noviembre de 1974, se inauguró el monumental auditorio en la hondonada natural del Cerro del Fortín, para lugar a los miles de visitantes que acuden a la Ciudad de Oaxaca para presenciar la fiesta tradicional.

Viaje en el tiempo

Los espectáculos de la Guelaguetza están divididos en cuatro partes, las cuales transportan al espectador al pasado de México y Oaxaca, con uno de los espectáculos imprescindibles: Bani Stui Gulal, que en el idioma zapoteco significa “repetición de lo antiguo”.

Durante su desarrollo, la majestuosidad y el color se hacen presentes a lo largo de la narrativa física de cuatro épocas:

•Prehispánica: en este momento se exhiben danzas mexicas en honor a la Diosa Centeotl, en las cuales se seleccionaba a una mujer que sería sacrificada para rendir homenaje a su familia y a los guerreros.

• Colonia: aquí aún se conserva un poco de las danzas mexicas, pero mezcladas con las procesiones en honor a la Virgen del Carmen. Los bailes dan pie a una especie de carnaval en la que participan las marmotas, las chinas de calenda, los “ellerros”, los “zancudos” de Zaachila y sobresale la participación de la “sierpe”, que es una especie de serpiente gigante.

• México independiente: las catrinas con espectaculares trajes artesanales se admiran acompañadas con los indispensables charros mexicanos, además de ofrecer objetos y platillos propios de cada región de Oaxaca.

• Contemporánea: es el momento para un recorrido folclórico en el que se presentan los trajes típicos de cada delegación oaxaqueña, acompañado por un show de fuegos artificiales.

Los Chirimiteros

El primer lunes, cuando el reloj marca las 5:00 horas, los Chirimiteros de los Valles centrales se reúnen en el cerro para entonar las clásicas “mañanitas” con tambores, silbatos y chirimías y demás artículos típicos de la región, acompañadas de un almuerzo especial popular en Oaxaca. Posteriormente a las 10:00 horas, los bailes de la Guelaguetza dan inicio.

Leyenda teatral

El segundo domingo, la leyenda de la Princesa Donají es representada en el Auditorio de la Guelaguetza, un grupo teatral relata la historia de la hija del rey zapoteca Cosijoeza y de la princesa Coyolicatzin.

La Princesa Donají, es la doncella zapoteca que por excelencia es la imagen viva de la mujer oaxaqueña. La historia cuenta que la hermosa mujer se sacrificó por su pueblo y fue degollada por los conquistadores españoles que la habían capturado durante una batalla contra el pueblo zapoteca.

Boletos

De venta en la Secretaria de Turismo y Desarrollo Económico de Oaxaca, ubicada en Avenida Juárez en el centro de la ciudad, los costos de los palcos son los siguientes:

Palco A y B: 400 pesos.
Palco C y D: entrada libre.

(El Informador.com.mx)

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