miércoles, febrero 28

Macedonio Alcalá: Dios nunca muere

Macedonio Alcalá nació en la Ciudad de Oaxaca en 1831. Desde temprana edad mostró interés en la música y comenzó a asistir a la escuela fundada por el profesor José Domingo Martínez. Su talento musical pronto fue evidente, y enseguida aprendió a tocar el piano, chelo, viola, flauta y oficleido. Fue un músico consumado con todos estos instrumentos, pero su principal instrumento fue el violín. Como violinista, fue ampliamente solicitado no sólo en iglesias, sino también en bailes populares y reuniones sociales.

Su persistencia y dedicación fueron recompensadas con una beca provista por el Estado de Oaxaca, permitiéndole continuar sus estudios en la Ciudad de México. Cuando concluyó sus estudios regresó a Oaxaca, donde se convirtió en miembro de la Orquesta Filarmónica de Santa Cecilia, una orquesta especializada en la interpretación del trabajo de compositores locales. Poco tiempo después se convirtió en director de la Banda de Música de Oaxaca.

Algunos años después se mudó a Yanhuitlán. El 30 de julio de 1854, a la edad de 23 años, Alcalá contrajo nupcias con Petronila Palacios de 21 años, originaria del mismo lugar. Ellos tuvieron tres hijos, dos varones y una mujer. Aunque él era reconocido como un músico consumado, no era capaz de ganar suficiente dinero en su profesión para mantener a su familia. Esto lo llevó a la depresión y al alcoholismo. Intentó regresar a Oaxaca, pero contrajo una enfermedad. Sus hermanos se negaron a ayudarlo, pero los miembros de la Orquesta Filarmónica de Santa Cecilia acudieron en su auxilio, proveyéndole un médico, medicinas y otros tipos de ayuda.

Durante su convalecencia, una delegación de indígenas de un poblado cercano, Tlacolula, llegaron para solicitarle que compusiera un vals en honor a la Virgen María, patrona de la población. Aunque seguía lejos de estar bien, Alcalá trabajó arduamente en el vals, «Dios nunca muere». Este fue un gran éxito desde la primera vez que fue interpretado en público y la gente de la población quedó muy complacida.

Hacia el año 1867 se convirtió en profesor de música en la Hacienda de la Concepción.

Murió en Oaxaca en 1869, a la edad de 37 años. Después de su muerte, su hermano Bernabé publicó el vals «Dios nunca muere» bajo su nombre, pero los nativos de Tlacolula protestaron y demostraron que el trabajo era obra de Macedonio. El vals es hoy, aunque no de manera oficial, el himno de Oaxaca. Los oaxaqueños se ponen de pie al escucharlo. Un teatro y una calle de la Ciudad de Oaxaca, llevan su nombre en su honor.

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1 comentario

  1. MarthaVelazquez on

    Mi familia y yo visitamos su bella ciudad esta semana santa. No hay palabras para describir la belleza que se encuentra uno en cada uno de sus rincones. Muchas Felicidades al pueblo oaxaqueño, siéntanse orgullosos de su tierra, de sus raíces. Cuidenlo, rescatenlo como destino turístico por excelencia, es un orgullo ser mexicano con ciudades tan bellas como Oaxaca.